Los países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) continúan sin acuerdo unánime sobre el rol que el bloque ejercerá ante los ataques contra Libia. El grupo volverá a reunirse este jueves para decidir si asumirá el mando de la injerencia militar sobre el país árabe y si participará en la zona de exclusión aérea aprobada por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Tras seis días consecutivos de reuniones, los miembros de la OTAN no han definido con delimitaciones claras sus funciones en el mantenimiento de la zona de exclusión aérea que en los últimos días las fuerzas imperialistas han impuesto sobre Libia.
En este sentido, la delegación estadounidense, que hasta el momento es la que dirige los ataques armados, reiteró su deseo de ceder el mando a la OTAN, no obstante, los representantes de Francia, Alemania y Turquía se resisten a la idea por miedo a generar más repudio, violencia y víctimas en el país árabe.
Ante la diferencia de perspectivas, la vocera de la alianza, Carmen Romero, expresó en una rueda de prensa en Bruselas (capital de Bélgica) que «hay una sensación de que los puntos de vista están convergiendo sobre un posible papel de la OTAN en la aplicación de la zona de exclusión aérea».
“La puesta en marcha de esa acción es exigente y compleja y necesita del respaldo político de todos los aliados”, recalcó Romero.
En tanto, la delegación francesa continúa reiterando que no cree “conveniente” el traspaso total del liderazgo a la Organización multiestatal, razón por la que ha preferido plantear dividir los planos de acción en “político y militar” con el fin de que la OTAN sólo se ocupe de la parte bélica.
La división entre los miembros del bloque se ha acentuado aún más con las posiciones de Turquía y Alemania, que han coincidido en manifestar que la Alianza Atlántica “no debería actuar como una fuerza de guerra”.
Hasta ahora la única acción ejercida por el Gobierno turco en apoyo a las agresiones contra Libia es un aporte para garantizar el bloqueo naval.
Por su parte, Alemania, contrario a dar apoyo, lo ha restado, minimizando su colaboración. Una muestra de ello es que este miércoles retiró el mando aliado de dos fragatas y dos buques menores que tenía en el Mediterráneo y a su vez ordenó la retirada de los 70 militares alemanes que participaban como técnicos especialistas en los ataques.
Este miércoles se anunció que los barcos de las fuerzas navales de la OTAN comenzarían a patrullar en el mar Mediterráneo para impedir la entrada de armamento en Libia, luego del embargo de armas ordenado por el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas contra el país norteafricano.
Según la organización, la medida se enmarca dentro de la resolución 1973 aprobada por la ONU el pasado jueves con el supuesto argumento de “proteger” a la población civil de Libia.
Basado en este mismo documento, las fuerzas imperialistas de Estados Unidos, Francia y Reino Unido han efectuado constantes ataques y bombardeos contra el territorio libio, los cuales, según la televisión nacional del país norteafricano, causaron cerca de un centenar de muertos y más de 200 heridos, en su mayoría, civiles.